DESARROLLO AFECTIVO
Desarrollo
Afectivo
Todos los seres humanos tienen las mismas emociones, sentimientos como la tristeza, a alegría y el miedo, los cuales surgen como respuestas a situaciones de nuestro diario vivir, solo se diferencian en cuanto la frecuencia con la cual sienten determinada emoción, la estimulación y en la forma como actúan. Las expresiones de emocionales y las muestras de afectividad se consideran indicadores básicos de los vínculos afectivos que los bebés establecen con las figuras parentales o cuidadores, esto será indispensables para el desarrollo integral de los bebes.
¿Cuándo aparecen las emociones? El desarrollo emocional es un proceso ordenado que despliega una serie de emociones complejas a partir de otras más simples. Siguiendo un modelo (Lewis, 1997), poco después del nacimiento, los bebés muestran signos de satisfacción, interés y aflicción. Son respuestas reflejas difusas (fisiológicas) a la estimulación sensorial o a procesos internos. Durante los siguientes 6 meses, esos primeros estados emocionales se diferencian en verdaderas emociones: alegría, sorpresa, tristeza, repugnancia y luego enojo y temor, como reacciones a sucesos que tienen significado para el niño.
Fases del desarrollo emocional en la
primera relación
Según
Stanley y Greenspan (1985), el desarrollo emocional del lactante pasaría por
las siguientes etapas:
-
Autorregulación y motivación por el mundo (del nacimiento hasta los 3 meses).
-
Sentimientos de amor (de los 2 a los 7 meses)
-
Surgimiento de un sentido organizado del Yo (de los 9 a los 18 meses)
Los
infantes cumplen un rol más activo en el intercambio emocional con sus padres.
Señalan sus
necesidades
más efectiva y precisa. A desarrollado muchas emociones básicas como: enojo,
tristeza, alegría. Mediante la expresión de sus sentimientos, los bebés ganan
una cantidad de control creciente sobre su mundo. Cuando desean o necesitan
algo, lloran; cuando se sienten sociables, sonríen o ríen a carcajadas.
Diferencias emocionales
Algunos
bebés parecen nacer alegres, sonríen con frecuencia desde una edad muy temprana,
otros lloran con frecuencia. Se puede mencionar que, en algunos casos, las
influencias ambientales pueden ser las responsables. Ejemplo: un infante cuya
madre está deprimida y no lo estimula, puede entristecerse, aislarse, volverse
fastidioso o adormilado, o presentar signos de perturbaciones emocionales, lo
cual perjudicaría al bebe en su desarrollo.
Los
bebés que son rechazados o descuidados por sus padres pueden presentar
problemas emocionales, algunas veces, experiencias positivas superan los
efectos de tales privaciones emocionales tempranas. La conducta de apego
inicial que se genera entre padres e hijos va a constituir la base de todas las
relaciones afectivas y sociales que el niño establece en años posteriores. La
misma que cumple un rol importante no solamente en el aspecto afectivo del
niño, sino, también en su desarrollo cognoscitivo e interpersonal, como veremos
seguidamente.
Cuando
prestamos atención a esta temática, en el caso de un bebé pequeño, debemos
tener en cuenta también que hay modos en su crianza que inciden como factores
específicos de riesgo, de manera invisible. Por ello, se deben evitar las
siguientes situaciones:
•
La inestabilidad de las figuras que ejercen los cuidados primarios, es decir,
el cambio frecuente e imprevisible de los “rostros” que cuidan al bebé.
•
La falta de establecimiento de rutinas y tiempos medianamente previsibles.
•
El trato negligente en cuestiones básicas como la higiene, la alimentación, el
respeto por las necesidades de descanso de un niño pequeño. Por ejemplo, un
niño de 1 año necesita dormir por lo menos 12 horas por día (incluyendo
siestas).
•
La violencia en todas sus formas: verbal, física, dirigida al bebé o presente
en su entorno.
•
Las situaciones de hiperestimulación en las que el bebé no llega a procesar
adecuadamente los estímulos que recibe y, en consecuencia, se desorganiza
activamente o bien se retrae abstrayendo su atención del entorno.
Podemos recalcar que las experiencias
afectivas con sus cuidadores primarios en los primeros años de vida tienen una enorme
influencia a favor del desarrollo cognitivo, social y emocional, íntimamente
relacionados.
Referencias
Craig,
Grace J. & Baucum, Don (2009). Desarrollo Psicológico. Pearson Educación.
Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) & Fundación Kaleidos
(2012). Desarrollo emocional. Clave para la primera infancia.
Maria
Losada (2015). Fundamentos de Psicologia - Psicología del desarrollo. Editorial
Médica Panamericana.
Papalia
DIane, Feldman Ruth & Monterell Gabriela (2012). Desarrollo Humano.
Mcgraw-Hill/Interamericana Editores, S.A. De C.V.
Rodríguez
De Los Ríos, L. (1997). Psicología del desarrollo. Universidad nacional de
educación "Enrique Guzmán y Valle". Editorial Universitaria
Verónica
S. Narváez (2016). Fundamentos de la Psicología. Manual Autoformativo.
Universidad Continental. Modalidad Virtual.
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